Anoche escribí tu
nombre
en la fachada frente
a tu casa,
sin importar que mis
lágrimas
como furioso
aguacero
emborronase los
sueños
que en ella te
dediqué.
Así cuando asomes
tu rostro a la
ventana
para mirar si
llueve,
o cada vez que
salgas
simplemente de
paseo,
sabrás que hay
alguien
soñando, con
hacerte soñar,
no me importa que
sepan
quien anda tras
tus besos,
si tú, lo sabes
también.
Labraré aquellos
muros
para sembrar amapolas,
para que así confundas:
escritos, deseos,
sangre;
todo cuanto yo daría
hoy por desamordazarme,
por fundirme en
el silencio
perfumado de tus
noches,
y ebrio de tus
fragancias
columpiarme sobre
tu lecho,
donde engarzado a
los sueños
descubriré cada
misterio
que tu cuerpo me ocultara,
y entre sollozos
beberme,
beberme si me
dejaras,
beberme hasta
desecar
ese manantial de
besos
que de tu boca cual
arroyo
sobre mis labios manara.
Son muy, muy hermosos estos versos, hay algunas palabras de esas que por sí solas gusta repetir un verso o una estrofa. Es un placer leerte.
ResponderEliminarUn abrazo desde Villafranca cubierta por la lluvia.
Paco, he vuelto por aquí (tenía ganas de releer tus versos) y he alucinado con las imágenes, qué preciosidad, ¿te importaría si dentro de un tiempo las pongo yo también en el blog? Si no quieres, me lo dices y no me enfado, pero contéstame, por favor. Me han encantado, especialmente la de la lluvia.
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